Dolmen, que en bretón quiere decir ‘mesa grande de piedra’. Tienen una antigüedad de unos 5.000 años, son un tipo de monumento funerario megalítico.
Cámara formada por piedras verticales que sostienen una horizontal a modo de techo. La mayoría son tumbas colectivas donde se enterraba a los difuntos junto a un discreto ajuar funerario, pero también se cree que puede ser una forma de reclamar un territorio y reforzar la identidad grupal. Los cuerpos eran enterrados en forma fetal con las cabezas mirando al Este, mirando al amanecer. Señal de renovación de la vida. Hay ocasiones que los dólmenes son rodeados por un cícrulo de pidra denominado: peristalito. La edificación de un dolmen constituía una obra titánica, pues precisaba la participación de cientos de personas durante mucho tiempo. Cada losa podía llegar a pesar 100 toneladas, que en unas ocasiones se extraían de una cantera vecina y en otras, eran transportadas desde lugares muy lejanos.
El hecho de estas construcciones demuestra un grado de coordinación, planificación, jerarquía y liderazgo importante dentro de estas sociedades.
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