Representa el área de tierra o agua ecológicamente productivos (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) e idealmente también el volumen de aire, necesarios para generar recursos y además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida, de forma indefinida. La medida puede realizarse a diferentes escalas: individuo (la huella ecológica de una persona), poblaciones (la huella ecológica de una ciudad, de una región, de un país…), comunidades (la huella ecológica de las sociedades agrícolas, de las sociedades industrializadas, etc).
Un caracol busca el alimento que necesita para sobrevivir y lleva su casa consigo. Si come demasiado y crece en exceso, no cabe en su caparazón y muere.